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En construcción de las bases para una paz real.

La lucha revolucionaria de las FARC-EP, surge  como respuesta a la agresión  política, económica, social y armada que desde la segunda mitad del siglo XX se vive en Colombia, agudizada aún más con la llegada del bipartidismo al poder mediante el Frente Nacional, demostrando que urge una  transformación estructural, donde el  Estado por fin cuente con un gobierno garante de los intereses más sentidos de las grandes mayorías nacionales.


El desarrollo de un nuevo acercamiento entre la guerrilla de las FARC-EP  y el gobierno colombiano, que tiene como propósito generar ciertas condiciones para la terminación del conflicto y la construcción de una paz duradera y estable, evidencia que los cambios necesarios deben ir de raíz, no se trata simplemente de declarar el término de la guerra, sino que implica  avanzar en la solución política a todas aquellas problemáticas sociales que generan inequidad, miseria,  hambre,  e injusticia, pero sobre todo  requiere buscar alternativas para abrir la participación realmente democrática y efectiva de esa clase oprimida que hoy ocupa todo el territorio colombiano.


¿Qué lectura debemos dar del conflicto social y armado?
Es claro que desde la institucionalidad se ha proliferado una lectura militar  sobre el conflicto, intentando despolitizar las confrontaciones armadas, reduciéndolas a simples acciones de vandalismo llevadas a cabo por grupos armados ilegales y donde la solución propuesta del gobierno está encaminada al incremento de la militarización del país,  por otro lado, se encuentra la posición que demuestra el carácter social del mismo, que es producto de las injusticias y desigualdades que viven las mayorías  y que ha  llevado  a parte de la población a  alzarse contra un Estado opresor criminal.


¿Cuál debe ser nuestro papel en la construcción de una paz con justicia social?
Una posición de izquierda debe insistir en que la llave de la paz no está en manos sólo de los contendientes, sino que descansa de manera real en la sociedad victimizada por el terrorismo de Estado y hastiada de la explotación económica, la exclusión política y la dominación internacional.
Desde aquí, la posición es clara y objetiva; la movilización permanente y una concientización de los diferentes sectores sociales.


La nueva estructuración de los fundamentos sociales, políticos, y económicos, es la propuesta para la construcción de una paz duradera y estable, a la que también, debe ir en función para un desarrollo social para todo el pueblo colombiano; entendido como mayor inversión en las instituciones sociales y  estatales, exigiendo la eliminación de las principales fuentes de privatización, la cual solo busca un incremento de la pobreza, la tiranía y el abandono. Un análisis real que defina soluciones a la falta de oportunidades, de democratización, de un cambio real del modelo económico, que sin mirar a fondo, es uno de los responsables para la justificación de una acumulación insaciable.


Esperemos que la intención de paz del gobierno colombiano no sea sólo el silenciamiento de los fusiles. Que las garantías y acuerdos sean un inicio para la participación de un pueblo colombiano que grita desesperadamente desde hace muchos años por un cambio social, político y económico.



 enviado por estudiante de Economía, Universidad del Cauca

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